NUEVO ARTÍCULO EN LA WEB
E n estos últimos años, la obligatoriedad de ejecutar el plan lector ha acentuado más el interés de los docentes por encontrar metodologías que permitan una mayor y mejor comprensión de lo que sus alumnos leen. De hecho, ya comenzar el Plan Lector usando textos literarios es una señal de sano pero iluso optimismo, considerando que no a todos les gusta la literatura (en un grupo de 20 alumnos se suele conseguir un máximo de 8 adeptos) y generalmente sólo una fracción de esos ávidos lectores o entusiastas lectoras alcanza a trabajar en un nivel de abstracción suficiente para inferir metáforas o identificar técnicas narrativas. Dejando esa discusión de lado, asumamos por un momento que la programación curricular ya se formuló y estamos en el periodo regular de clases. Será inevitable entonces que, eventualmente, surjan en los docentes de lengua y literatura algunas inquietudes propias de su especialidad. Por ejemplo: “¿Cómo acerco a los alumnos a este texto literario programado?”, “¿Cumpl...