LAS “EVOCACIONES” DE ANA MARÍA ZÚÑIGA
En este libro de memorias se registran diferentes pasajes de la vida de Ana María tomando ciertos rasgos de la crónica urbana. Con un lenguaje coloquial y que, por supuesto, no le cierra las puertas a las hipérboles, las imágenes sensoriales, los diálogos incrustados en medio del relato y otros recursos literarios, Ana María nos hace cómplices de sus infidencias y compañeros de sus andanzas durante los nueve meses que dura este compartido viaje por su vida, haciendo paradas obligatorias por nostálgicos lugares de su Chile natal: Puente Alto, Coquimbito, playas de Hurcón, la calle Santa Rosa y la calle Alameda entre otros.
Estas 32 evocaciones, que se inician en abril y terminan en diciembre del año 2010, constituyen efectivamente un “llamado” a experimentar – en cada hora y en cada minuto - diferentes sensaciones y sentimientos (afines unas veces y opuestos en otras), pero también nos invitan a pensar y reflexionar sobre la condición humana, tanto en su expresión individual como colectiva. Testimonio de todo ello es el recorrido que cualquiera de nosotros puede hacer por su variada temática: la enfermedad y la muerte en “Sueño con Irma”, “Catarsis menopáusica” y “Ni un chao siquiera” ; el dolor en el texto “Y después”, la soledad, la pena y la nostalgia en “A lo Marilyn Monroe”, “Manos sarmentosas” y “Alguien”.
La fidelidad y el amor de pareja no podían estar ausentes y los tenemos en “Injusticia” y “Estación Tobolaba”. Otros temas o grupos de temas que me parecen muy bien trabajados son la amistad: “La mujer del miedo ríe” y “Las tres chifladas”; el agradecimiento y la unión familiar en “El testamento de la mujer del miedo” y “Madre”.
Junto a esta temática de tono intimista y familiar está otro grupo de temas que abarcan un cierto interés social en la medida que engloba valores o conceptos más universales: la dignidad, el perdón y la justicia en “Huida”, “Buenos deseos” y “El alegato”; el cinismo y la política en “Gato hambriento” y “Disculpe la derecha”; la solidaridad y el amor al país al citar las maravillas de su tierra, Chile; la naturaleza, la ternura de la niñez y la actitud ante la vida “En el campo”, “Cavilaciones” (con la que empieza este libro) y “Tan normal”.
Gracias por todo ello, Ana María. Sean bienvenidos todos ustedes a evocar lo mejor que tiene la literatura: recordarnos quiénes somos y por qué pertenecemos al género humano.
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